_Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos. Un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas.
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Estos son los versos grabados en el Anillo Único que fraguó el malvado Sauron. Con esta joya logró doblegar a grandes reyes que, ávidos de poder, portaron unos anillos mágicos sin saber que estaban ligados por Sauron al Anillo Único, mediante un conjuro para leer las mentes de sus portadores, corromperlos y esclavizarlos
En la lucha milenaria que Tolkien narra entre el Bien y el Mal, una de las formas que tiene el Mal de dominar el espíritu de los hombres es facilitarles grandes poderes, que les superan y les acaban destruyendo.
Las grandes compañías están anhelando los poderes de la cloud. Especialmente el poder de la elasticidad y adaptabilidad inmediata de la tecnología a las necesidades de negocio.
También ven tremendamente ventajoso sustituir los lentos y complejos procesos adquisición de tecnología, que acaba quedando obsoleta cada vez más rápido, por el simple e inmediato pago por uso de las mejores herramientas del momento.
La esclavitud y corrupción que puede estar oculto en el modelo de cloud vendría ligado al grado de dependencia o lock-in con los proveedores tecnológicos, los problemas de latencia, los riesgos en la seguridad del dato y su gobernanza, así como el cumpliemiento del marco regulatorio.
Pese a la idoneidad de la nube pública para múltiples casos de uso, la gran empresa en ciertos casos no puede mover todos los datos y el núcleo del negocio tradicional a la cloud pública. Anthos es la plataforma de Google que cumple la misión de acercar los beneficios de la cloud al núcleo del negocio tradicional y a los datos, más alguna ventaja adicional que iremos desvelando.
Muchas veces nos encontramos que lo que las empresas definen como su nube privada es una plataforma estandarizada con cierto grado de automatización, pero muy lejos de tener la granularidad y disponibilidad de servicios de una cloud pública, ni una escalabilidad ilimitada o un modelo de pago por uso.
La conjugación de recursos de nube privada con recursos de nube pública es lo que desde hace unos diez años se llama nube híbrida. Se ha convertido en la estrategia dominante de las arquitecturas cloud en la gran empresa.
La arquitectura de la nube híbrida permite aprovechar lo mejor de la cloud pública y lo mejor de la cloud privada.
Por ejemplo, una aplicación que, en circunstancias de demanda normal, se ejecuta de manera óptima en el centro de datos propio, en caso de necesidad por un pico de demanda, podría escalar automáticamente aprovechando recursos de nube pública.
O por ejemplo, este tipo de arquitectura permite lanzar en una cloud pública una nueva aplicación, sin perder tiempo en preparar nuevas máquinas, y si más adelante conviene o es obligado ejecutarla en el data center privado, se puede hacer sin problema.
El mercado de cloud mueve cientos de miles de millones de dólares al año (un trillón americano de dólares según IBM). El concepto “híbrido” para cada fabricante tiene diferentes matices según cuáles sean las fortalezas y debilidades de su posicionamiento en el mercado.
Los grandes fabricantes de cloud pública han tratado de llevar el concepto de cloud híbrida a un escenario en el que cada uno de ellos se postula para una posición predominante, asegurando el lock-in, ese anillo único para atar a las compañías.
AWS tiene una clara posición líder, y le sigue Azure creciendo a gran velocidad. El tercer contendiente en relevancia es Google Cloud Platform, que tiene más clientes experimentando sus posibilidades (22%) y más clientes con planes de incorporarlo a su TI (14%).
Amazon hasta hace meses no le daba relevancia al discurso de nube híbrida, pero en su conferencia anual re:Invent 2018 anunció AWS Outposts para llevar a AWS a los centros de datos de los clientes.
Propone una arquitectura en la que se integran los servicios de cloud pública de AWS con su vertiente on-premise AWS Outposts, lo que permite ejecutar aplicaciones locales con las mismas APIs y herramientas de AWS. AWS Outposts se puede instalar sobre VMware o en nativo.
Microsoft tenía esta misma idea de mono-proveedor de cloud híbrida con Azure desde el 2.010 pero no lograba una solución técnica adecuada, y después de varios intentos fallidos, a finales del 2.017, logró una arquitectura para el uso único de su plataforma Azure en su vertiente on-premise y en su vertiente de cloud pública.
Sin embargo, los clientes, en un 84% de los casos no quieren un único proveedor de cloud, y encontramos la propuesta de Google con Anthos en la línea de dar opciones a los clientes de trabajar con distintos fabricantes, en vez de dirigirlos al consumo único de su tecnología.
Urs Hölzle, senior VP en Google, anunció en abril, en el Google Next que darán soporte de Anthos en Amazon Web Services y Microsoft Azure.
Precisamente, otra de las grandes ventajas diferenciadoras de Anthos es que es una solución multiproveedor, permite abstraer a los desarrolladores y sus aplicaciones del proveedor de infraestructura, ya sea cloud pública o virtualización tradicional en el data center.
Anthos permite gestionar desde la consola Google Cloud Platform distintos clusters de Kubernetes, el orquestador de contenedores más popular, ubicados en distintas nubes, tanto en cloud como on-premise, y disponer de una gestión y una monitorización centralizada tanto de los contenedores como de los microservicios, estén donde estén.
Además, Anthos ofrece facilidades de migración de máquinas virtuales tradicionales a contenedores, y la combinación con todas las herramientas del ecosistema de Google Cloud Platform.
Desde Citrix y VMware hasta NetApp y HP, hay una treintena de proveedores de plataformas críticas para la TI de la gran empresa que integran su software con Anthos.
La estrategia de Google con Anthos para ganar clientes de la gran empresa
Google pretende capitalizar un futuro en el que la mayoría de las aplicaciones empresariales de nueva generación se ejecutarán en contenedores orquestadas por Kubernetes. Google es el contribuidor principal al desarrollo de Kubernetes, y quiere capitalizarlo.
Pero Google no solamente pretende capturar el negocio de las aplicaciones de nueva generación, Google también quiere entrar en el negocio de la infraestructura para aplicaciones tradicionales.
“Alrededor de un 80% de la carga de trabajo de los servidores actuales no está en la nube”, según Eyal Manor, VP de Engineering de Google Cloud. En los sistemas de TI de las grandes empresas, el grueso de las cargas reside en máquinas virtuales VMware.
Tras la adquisición de Velostrata, Google facilita desde Anthos la transición de máquinas virtuales de VMware a contenedores y a máquinas virtuales de Compute Engine de Google.
Anthos proporciona la interoperabilidad entre máquinas virtuales y contenedores gestionados por Kubernetes, y facilita la transición del mundo tradicional al mundo de aplicaciones de nueva generación para la cloud.
Este enfoque no obliga a desechar las grandes inversiones realizadas anteriormente tanto en aplicaciones legacy como en infraestructura tradicional, sino que permite un sencillo lift and shift, aportando un grado mayor de automatización, mientras llega el momento oportuno de poder abordar una transformación más profunda.
Anthos es un movimiento lógico de Google. Es la réplica a Microsoft Azure Stack y AWS Outposts pero con un enfoque multiproveedor. Se encuadra en la exitosa estrategia de cloud híbrida de Red Hat Openshift, multiproveedor, con la ventaja que tiene Google en posicionamiento de cloud pública.
Según Red Hat, el negocio de Openshift ha tenido un crecimiento medio anual superior al 90% en los últimos tres años. Es normal que Google, habiendo creado Kubernetes, adquirido Velostrata y buscando competir con AWS y Azure, explore esta senda.
En resumen, Anthos es un stack de tecnologías que permite ejecutar aplicaciones tradicionales y de nueva generación “cloud native”, tanto en la cloud pública como en el datacenter. Es diferencial respecto a AWS y Azure porque ofrece la libertad para ejecutarse, de manera simple, en las nubes de los principales competidores cloud.
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